jueves, 19 de febrero de 2009

Las lecciones de la vida

Ayer tuve una experiencia con mi hijo pequeño muy interesante. El pequeño estuvo comportándose de forma poco colaboradora (desde mi adulto punto de vista, claro) durante sus deberes diarios que le mandan desde el cole. Vamos que el chiquillo tenía más ganas de juerga que de estudiar. Después cuando consiguió acabar sus tareas, continuó con esa actitud. Yo le pedía algo, no me contestaba. Ya un poco impacientada le dije: -" Hijo, ¡¿qué te pasa?!, ¡¿por qué te estás portando así?!" Entonces él se me quedó mirando y empezó a enjugar lágrimas en sus ojos y, sin más, me dijo: -"No lo sé"-, le hice un par de preguntas para ayudarle a pensar qué le pasaba. Él, con sus maravillosos ojos verdes llenos de lágrimas, me volvió a mirar y me respondió negativamente a las dos preguntas que le hice y añadió: -"No lo sé". Entonces le abracé y, mientras le abrazaba, pensé: "Pues claro, no siempre sabemos por qué hacemos las cosas, pero los adultos nos empeñamos en que nuestros pequeños nos den explicaciones, cuando nosotras/os mismas/os no somos capaces muchas veces de dar explicación a nuestras conductas. Le abracé muy fuerte y le besé. Le dije: -"bueno, no pasa nada"- " Intenta a partir de ahora estar un poco más centrado, ¿vale?"- Asintió con la cabeza y volvió a abrazarme. A partir de ese momento se comportó divinamente. No hizo falta castigos, gritos, enfados, etc.

De los niños y las niñas se aprende mucho.




8 comentarios:

María dijo...

Pero qué madre tiene este niño tan bonito!! Desde luego,...para comerselo!! Y ciertamente...creo que se parece mucho "al principito"...¿no será él? Ummm!! Habrá que investigar.
Por cierto, ese abrazo vuestro, habrá que enmarcarlo.
Qué tengas un día muy feliz!!Tq

Aldonza dijo...

Gracias amiga!!
Yo cuando le miro tb me digo, ummm, se da un aire al principito, ummm, no sé, no sé...
Requetemua

El Caballero dijo...

Hada, gracias por tu paseíto. Me ha encantado verte entre mis comensales. El Principito fue uno de mis libros preferidos durante mucho tiempo, y lo leí siendo muy pequeño. Gracias por recordármelo. Lo he tomado de mi biblioteca y lo he rescatado del olvido. El volímen está terriblemente desgastado, las pa´ginas están arrancadas y pegadas con cinta y los dibujos, coloreados por las manos inocentes de mi hermano y yo cuando le atacamos con lapices de colores hace 13 años atrás. Adieu.

Aldonza dijo...

Buenas Caballero: pues ese ejemplar del que me hablas tiene que tener el doble de valor, por todo lo usado. Creo que el Principito debería ser un libro muy usado, es una gran lección de la vida.
Un saludo

Atenea dijo...

Creo que hay lecciones magistrales que nos pueden dar los niños. Creo que yo soy la primera que tengo a aprender a escucharles, y aprender, suelen ser mucho más practicos que las personas adultas :)

Bárbara dijo...

¡Qué pasada!. Me encanta. De verdad, si algún día tengo hij@s...aplicaré alguna de estas enseñanzar. Por cierto, afortunados tus hij@ por tener la madre que tienen. Mil besos

Aldonza dijo...

Gracias chicas por vuestros comentarios.
Besos

Anónimo dijo...

A los niños hay que acercarse desde el momento psicoevolutivo en que están. Es más fácil para nosotros hacer ese trayecto que al revés. Hay una distancia madurativa y por eso sacan de quicio. Pero hay que pensar quee stán en su etapa y que les exigimos cosas que no les toca. Siempre paciencia, madurez por nuestra parte, consciencia del momento en que están, ternura y explicaciones, porque las entienden. Y tiempo. Los peques necesitan tiempo para asimilar, por eso los mayores tenemos que encontrar márgenes de tiempo para tratarles con cariño y sin las prisas que nos hacen cabrear. Gracias a las prisas y al cabreo, tenemos el mundo que tenemos.
Te amo, niña mía.
Pedro Manuel.


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