lunes, 21 de julio de 2008

Un rincón desconocido

Estos dos últimos fines de semana me he escapado a un lugar totalmente desconocido para mi: Zamora. He disfrutado de la maravillosa sierra de la culebra. Y me he dedicado a contemplar. Algo que he practicado mucho durante mi vida y que últimamente tenía olvidado; es decir, me he plantado delante del paisaje y me he puesto a mirar, a oler, a sentir, a respirar y he dejado a un lado el hablar, he permanecido callada. Tambien he paseado por la ciudad de Zamora que tampoco conocía y he vuelto encantada. Me ha gustado mucho, me ha parecido muy bella (el centro histórico, claro). Pues nada, que os invito a que la visitéis y conozcáis con profundidad las comarcas y los pueblos que son maravillosos.





5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegra mucho que expreses bienestar tras los dos viajes a la Sierra de la Culebra. Es la columna vertebral de comarcas ignotas, excepto la popular Sanabria y su lago: Tras os Montes y su capital Bragança, Aliste, Tábara y la Carballeda.

Pasar por sus pueblos es como ver la humildad y la sinceridad de su gente. Unas comarcas históricamente aisladas de las vías de comunicación y alejadas de núcleos urbanos influyentes, por tanto unas comarcas pobres.

Los ratos de observación del campo, aunque con muchos más observadores alrededor, nos hacían caer en la cuenta de que esos momentos de sosiego no abundan en la cotidianeidad.

La sencillez de las comidas y cenas dentro del coche, en el banco de un parque, a la orilla del Tera...

La impresión de ver juntos corzos y corzas, ciervos y ciervas, jabalíes y jabalinas, zorros...y tan cerca nuestra; la belleza de la Vila medieval de Bragança y su espectacular Domus municipalis, un formidable y único ejemplo de arquitectura románica civil; la sobriedad y magnificencia humilde de la iglesia pre-románica de San Pedro de la Nave, entre Zamora y el embalse de Ricobayo, en la carretera hacia Alcañices, que hace pensar en aquellas comunidades cristianas altomedievales que habitaban en el fragor de esos montes poblados por osos y lobos; la bella pero venida a menos Toro, con su extinto privilegio de ser capital de provincia pero con preciosos paisajes urbanos, entre los que destaca su colegiata románica; Zamora, clásica capitalita, coqueta ciudad de provincias clave para entender la evolución de los reinos portugués, leonés y castellano y que tiene, en abundancia, los tipos de arquitectura que más me gustan: románico y modernista.
Me encantó pasar esos días contigo.
Pedro Manuel.

Aldonza dijo...

No lo has podido expresar mejor. te amo.

Bárbara dijo...

Iba a dejar un comentario en esta entrada, pero teniendo en cuenta los 2 que ya estaban, he pensado que mejor, lo dejo para otro momento, tanto amor me descoloca.milbesos

Aldonza dijo...

Barbiiiii!!!!! entre tanto amor solo cabe que estés tu tambien. Peazo de mujer!!!
Te quiero

Bárbara dijo...

¡VIVA EL AMOR!yo también te quiero


Me quiero ir aquí de vacaciones!!!

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