Hace una semana se me ocurrió que a mi madre le podría venir bien un poco de compañía, así que nos dirijimos a una tienda de animales y compramos un canario. Derrepente mi madre se tornó en una madrecita tierna y sensible (que siempre lo es) regalándole a su nuevo retoño un sin fin de cariños, cucamonas, ternezas y requiebros. Ahora mi madre pone toda su atención en que su compañero de casa tenga todo lo necesario para ser feliz. Le observa, le coloca en el mejor lugar de la casa para que le de la luz, para que mire por la ventana, para que le dé los justos rayos del sol. Le escucha paciente sus primeros gorgoritos, discretos, ténues... que él amablemente le regala. Es todo un paisaje de ternura y bienestar. A pesar de que mi madre sufre una de las peores enfermedades de los huesos (artritis reumatoide), ella ha encontrado su espacio de pequeña felicidad que hace que a veces se le olvide que le duelen todas las articulaciones del cuerpo. Ya ves, un simple canario al que ha bautizado como "Bolita".
La dispersión de las semillas, de H.D. Thoreau
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Qué bonito está todo...qué día tan maravilloso hace hoy...Después de las
lluvias que hemos estado viviendo, e incluso en mi caso, también la vista
de la ...
Hace 5 semanas
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